jueves, 11 de octubre de 2012

Chanteiro, la ermita y su "Santiña"







CHANTEIRO,
LA ERMITA Y SU “SANTIÑA”

Recientemente ha sido publicado el libro “Chanteiro,  la ermita y su “santiña” del que es autor el amigo chanteirés Carlos R. Cartelle.
Tal como se deduce por su título, es una publicación versada sobre Chanteiro, en su vertiente legendaria de la Ermita de la Merced y su “Santiña”, que constituye una de las señas de identidad de este lugar aresano, junto con la Playa, Montefaro, las baterías, el paisaje, la costa y el mar.
Chanteiro es el “finis terrae”, la parte última de la península de Bezoucos   (Ares – Mugardos ).  Después de Chanteiro, el mar.  El inmenso Atlántico que da lema a nuestro slogan de “Chanteiro, donde el Atlántico goza”, que pergeñamos allá por los años setenta del pasado siglo XX.
NUESTRA AMISTAD

 
De Carlos R. Cartelle  sólo puedo, y ya es mucho decir, que es el  “amigo de siempre”.
Nacimos en Chanteiro el mismo año, compartimos pupitre y aprendimos las primeras letras, los juegos y las circunstancias de la vida infantil en el rural apartado e incomunicado de aquel Chanteiro de la postguerra.
En la adolescencia nos distanciamos, ya que yo por mis circunstancias personales de falta de movilidad continué con mi aislamiento en Chanteiro, mientras los demás colegas salían a estudiar o trabajar.
Carlos siguió estudios de tipo Mercantil y Comercio en Ferrol, para después desempañar distintos empleos en el mismo Ferrol y otras ciudades, para acabar estableciéndose en la capital gallega de Compostela.
Pero en todos esos años juveniles y posteriores no hubo un tal distanciamiento activo. Nos reuníamos en cuanto fuera posible.
A Ferrol se iba y venía desde Chanteiro todos los días. Y mientras yo me quedaba en casa, me iba cultivando de forma autodidáctica, recibiendo las tremendas aportaciones que Carlos me iba proporcionando de su aprendizaje en las academias y aulas que nunca tuve ocasión de pisar.
Fue importante el avance cultural que en sesiones memorables de un grupo de amigos, recibíamos los fines de semana y por las noches en una de las bodegas de mi abuelo en el Penedo.  Era la bodega del horno y la “moa”, el pequeño molino “ a mano”. Porque en casa de mi abuelo Rebón también otras bodegas eran la fragua (forxa), la carpintería y otras.
En esa bodega que ya bautizamos como “A Escola”,  continué yo, más tarde, dando clases modestamente a la “chavalería” de Chanteiro que ahora mismo roza el medio siglo de edad.
Pues con Carlos y nuestro esfuerzo llegamos a sacar el Bachillerato y Reválida por libre, cuando ya rondábamos los 20 años.
Aprendíamos de todo, hasta el “leguaje Morse” y la “taquigrafía martiniana”.  
 Hacíamos experimentos de física, montábamos cine con dibujos en tiras de papel, tómbolas y rifas, lecturas de todo lo escaso que caía en nuestras manos: Tebeos, chistes, aventuras, Roberto Alcázar y Pedrín, Jin Graves,  Guerrero del Antifaz,  libros de Julio Verne, Enciclopedia Pulga, Colección Austral y hasta el Teatro de los Quintero y de Alfonso Paso.
En esta foto todavia estábamos bastante bien, ¿verdad?                   

No sigo, ….. porque son muchos los recuerdos que podría mencionar,  …. Pero esos  todavía los rememoramos y recreamos actualmente en las charlas de nuestros frecuentes encuentros, cuando revivimos el pasado, también el presente de nuestro entrañable Chanteiro.
También de la Comarca y de Ferrol, compartimos  pasado e inquietudes.
 Cada uno desde su punto de vista, ya que  cada uno tiene sus convicciones y forma de pensar a veces totalmente divergentes,  lo que no obsta  para seguir con nuestra  lealtad.
¡Felicidades Carlos!, por esta primera edición que sé tendrá  próxima continuación. 
Romayo de Chanteiro.
Páginas 62 y 63 del Libro